Aumento de senos asistido por endoscopia

22-11-2021

Autor: Laurence Z Rosenberg, MD

Visión general

Una tendencia dominante que se observa en todas las ramas de la cirugía es la idea de un acceso incisional mínimo para lograr el resultado quirúrgico deseado, al tiempo que se limitan las consecuencias quirúrgicas y se facilita una recuperación más rápida del paciente. Los cirujanos plásticos se han preocupado por este problema durante un período de tiempo más largo que otras disciplinas quirúrgicas. La intención ha sido maximizar los beneficios cosméticos para los pacientes limitando y camuflando las cicatrices.

En el aumento de senos, un método para lograr este objetivo es mediante la colocación remota de incisiones de acceso, como lo ejemplifican los procedimientos de mamoplastia de aumento endoscópico transaxilar y mamoplastia de aumento endoscópico transumbilical (TUBA). Con estos procedimientos, las incisiones quedan ocultas en el primer pliegue axilar y el ombligo, respectivamente, lo que dificulta mucho la visualización de las cicatrices resultantes. Por esta razón, muchos pacientes y cirujanos prefieren estos enfoques.

Los instrumentos que utilizan fibra óptica y la manipulación remota endoscópica, combinados con los avances en la técnica, han dado como resultado resultados consistentemente buenos en manos de cirujanos debidamente capacitados. Los endoscopios reticulantes y las cámaras de alta definición ofrecen nuevas capacidades de visualización. Estos avances continúan reforzando el entusiasmo por estos enfoques endoscópicos.

Mamoplastia de aumento endoscópico transaxilar

El abordaje transaxilar para el aumento de senos fue descrito por Troques en 1972 y Hoehler en 1973.  Además de la ventaja obvia de la incisión oculta, este abordaje facilitó el acceso directo al plano subpectoral. Con esta técnica, se alteró el pliegue inframamario y se disecó a ciegas el origen del músculo pectoral, lo que explica una incidencia significativamente mayor de malposición del implante. La exposición limitada de la técnica ciega no permitió la división completa de la fascia prepectoral, lo que resultó en la tendencia de implantes altos o la aparición de doble burbuja del pliegue inframamario.

El advenimiento de la cirugía plástica endoscópica en la década de 1990 permitió la aplicación del endoscopio a la cirugía de mama. El grupo de Emory informó sobre su experiencia con el aumento de senos endoscópico a través de una incisión axilar en 1993 utilizando un retractor especializado y una cavidad óptica llena de aire. Ho informó sobre una técnica que usaba irrigación con glicina para crear una cavidad óptica llena de líquido, aunque ahora también usa un retractor especializado y una cavidad óptica llena de aire.  El mayor control resultante de la visualización directa de la disección obvió muchas de las caídas anteriores del abordaje axilar ciego. Howard demostró los beneficios del endoscopio con el abordaje axilar al disminuir la incidencia de malposición del implante del 8,6% al 2% cuando se utilizó el endoscopio. 

La mamoplastia endoscópica de aumento transaxilar es ahora una técnica ampliamente utilizada y ha resistido la prueba del tiempo. Sin embargo, la curva de aprendizaje es significativa y se deben considerar casos más sencillos durante la experiencia inicial. El abordaje axilar tiene una aplicación limitada en casos secundarios. 

Mamoplastia de aumento endoscópica transumbilical (TUBA)

El enfoque transumbilical fue implementado por primera vez en 1991 por Johnson y Christ y descrito en detalle en 1993.  La técnica es única, ya que no emplea una incisión local o regional, sino que utiliza una incisión remota en el ombligo. El TUBA soportó importantes críticas tempranas, pero ha ganado popularidad ya que se ha demostrado que es seguro y confiable. Aunque TUBA es técnicamente más desafiante, un número creciente de cirujanos plásticos está adquiriendo experiencia con este procedimiento. Una de las principales críticas ha sido la falta de control del sitio operatorio, especialmente con respecto al sangrado y al plano de disección. Con una instrumentación mejorada y una mejora general en las habilidades endoscópicas, estas críticas han demostrado ser inválidas. El estudio original de Johnson informó una tasa de complicaciones más baja con menos sangrado que otros métodos. 

Anatomía relevante

La forma de la mama varía entre pacientes, pero conocer y comprender la anatomía de la mama garantiza una planificación quirúrgica segura. Cuando las mamas se examinan cuidadosamente, se revelan asimetrías significativas en la mayoría de las pacientes. Cualquier asimetría preexistente, curvatura espinal o deformidad de la pared torácica debe ser reconocida y demostrada al paciente, ya que pueden ser difíciles de corregir y pueden notarse en el período posoperatorio. Se obtienen fotografías preoperatorias con múltiples vistas de todos los pacientes y se mantienen como parte del registro del consultorio.

La base de la mama se superpone al músculo pectoral mayor entre la segunda y la sexta costillas en el estado no ptótico. La glándula está anclada a la fascia del pectoral mayor por los ligamentos suspensorios descritos por primera vez por Astley Cooper en 1840. Estos ligamentos recorren el parénquima del tejido mamario desde la fascia profunda debajo de la mama y se adhieren a la dermis de la piel. Como no están tensos, permiten el movimiento natural del pecho. Estos ligamentos se relajan con la edad y el tiempo, lo que eventualmente resulta en ptosis mamaria. El polo inferior del pecho está más lleno que el polo superior.

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